Radio Imaginaria #49 Primeras Mentiras
- ¿Mintió alguna vez, Maestro?
- Creo que no...por lo menos hasta verme en la obligación de contestar su pregunta.
- Claro como el agua.
- No quiero ser mala onda pero le informo que está a punto de llegarle al cuello.
- Las coartadas a veces fallan...¿Será alguna mentira que dije?
- El agua, Antonio...¿no cree que es momento de cerrar la canilla de la bañera?
- El grifo de la tina, querrá decir.
- Creo que hablamos de lo mismo. ¿Cómo se dice cerrar para que lo entienda?
- Así, pero me gusta regar mis plantas.
- ¿Con agua caliente?
- Sólo en invierno, pero advierto que faltan un par de meses.
- Entonces...¿cierro?
- Cierre.
- Chau chau chau!
- La canilla, Maestro.
- Disculpe, me dejé llevar por la memoria colectiva.
- Gracias de todos modos. Ahora, .¿no le parece que las mentiras son así?
- ¿Así de claras?
- No es a lo que me refería, pero ya que lo menciona es posible que algunas lo sean en exceso.
- Por suerte no hay másmentira ni menosmentira sino apenas mentira a secas.
- Sin embargo, Usted acaba de decir que...
- Entiendo su duda. Usted se pregunta cómo una mentira a secas podría ser como el agua.
- Exacto.
- Mire, si pone atención verá que algunas salpican sin mojar.
- Mmmm...tal vez suceda con las piadosas...pero ¿qué hay de las otras?
- Uf, son tantas que no sabría por dónde empezar.
- ¿Por el principio?
- Imposible. Le aclaro que en el caso de las mentiras siempre se comienza por el final y por lo común es un desenlace que no le recomiendo presenciar.
- ¿Porqué no?
- Porque la sangre llega al río y el río encierra una paradoja.
- El río siempre llega al mar.
- Salvo cuando enfrenta ese desafío.
- ¿Quiere contarme cuál?
- Es el momento de enfrentarse con todas las verdades.
- ¿Cuáles son las peores?
- Las peores verdades son las que hay que escuchar o sostener luego de una mentira.
- Le preguntaba por las peores mentiras...
- Sin duda las que a fuerza de gotear lo anegan todo sin previo aviso.
- Evidentemente estaríamos ante un caso paradigmático de incontinencia.
- O a minutos de llamar a un plomero.
- En cualquier caso, creo que se trata de una emergencia.
- Nada mejor que una emergencia para el sumergido.
- Cierto, Maestro, nada mejor.
Esto no es todo, amigos
- Creo que no...por lo menos hasta verme en la obligación de contestar su pregunta.
- Claro como el agua.
- No quiero ser mala onda pero le informo que está a punto de llegarle al cuello.
- Las coartadas a veces fallan...¿Será alguna mentira que dije?
- El agua, Antonio...¿no cree que es momento de cerrar la canilla de la bañera?
- El grifo de la tina, querrá decir.
- Creo que hablamos de lo mismo. ¿Cómo se dice cerrar para que lo entienda?
- Así, pero me gusta regar mis plantas.
- ¿Con agua caliente?
- Sólo en invierno, pero advierto que faltan un par de meses.
- Entonces...¿cierro?
- Cierre.
- Chau chau chau!
- La canilla, Maestro.
- Disculpe, me dejé llevar por la memoria colectiva.
- Gracias de todos modos. Ahora, .¿no le parece que las mentiras son así?
- ¿Así de claras?
- No es a lo que me refería, pero ya que lo menciona es posible que algunas lo sean en exceso.
- Por suerte no hay másmentira ni menosmentira sino apenas mentira a secas.
- Sin embargo, Usted acaba de decir que...
- Entiendo su duda. Usted se pregunta cómo una mentira a secas podría ser como el agua.
- Exacto.
- Mire, si pone atención verá que algunas salpican sin mojar.
- Mmmm...tal vez suceda con las piadosas...pero ¿qué hay de las otras?
- Uf, son tantas que no sabría por dónde empezar.
- ¿Por el principio?
- Imposible. Le aclaro que en el caso de las mentiras siempre se comienza por el final y por lo común es un desenlace que no le recomiendo presenciar.
- ¿Porqué no?
- Porque la sangre llega al río y el río encierra una paradoja.
- El río siempre llega al mar.
- Salvo cuando enfrenta ese desafío.
- ¿Quiere contarme cuál?
- Es el momento de enfrentarse con todas las verdades.
- ¿Cuáles son las peores?
- Las peores verdades son las que hay que escuchar o sostener luego de una mentira.
- Le preguntaba por las peores mentiras...
- Sin duda las que a fuerza de gotear lo anegan todo sin previo aviso.
- Evidentemente estaríamos ante un caso paradigmático de incontinencia.
- O a minutos de llamar a un plomero.
- En cualquier caso, creo que se trata de una emergencia.
- Nada mejor que una emergencia para el sumergido.
- Cierto, Maestro, nada mejor.
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Esto no es todo, amigos