miércoles, septiembre 23, 2009

Correspondencia Privada

Mi viejo y querido camarada.

Lamento que los avatares de la vida nos hayan hecho más viejos y menos camaradas.

Por suerte, aplicando la nueva regla matemática de simplificar los términos menos deseados sin importar el lugar en que se encuentren, aún queda eso de querido.

Tal vez esté como todos: narcotizado por la euforia de los titulares.

Ante su apelativo de denuncia en el blog corrí a leer de qué se trataba y debo confesar que no me interesó tanto la vaca, pero descubrí que ha armado un bello patio, aunque no tan bello como el que se ve desde esta radio imaginaria. Por si hace mucho que no acude a este sitio, le comento que los naranjos están floreciendo y huelen de maravillas. Mucho mejor que antes, a pesar de la ausencia de visitantes. Es obvio que las plantas hacen lo suyo sin importarles nada de nosotros, por más que a veces les demos una mano.

Le agradezco infinitamente haberme sacado del letargo, ya que sus palabras me han empujado a escribir estas líneas y juro que hacía rato no encontraba motivo para hacerlo.

En estos últimos meses me he dedicado a enderezar mi zigzagueante vida amorosa y aún me replanteo el tema de la escritura. Debo confesarle que sigo dedicándome a lo uno y replanteándome lo otro.

A juzgar por los hechos sólo he escrito bien y profusamente cuando era necesario enamorar a una mujer. Muy grave error, por supuesto, ya que nunca se acaba la tarea de enamorar a una mujer -sea la misma u otra- y por lo tanto nunca debería haber dejado de escribir bien y profusamente.

Muchas de las cosas que ha escrito ya las he disfrutado antes y otras que me son indiferentes. Quizás le sirva que le diga que me encantó su desmesura. Desde la idea que sugiere el título hasta ese primer texto que la introduce y aún más la idea de que sea (alguna vez) un libro álbum. Lo comprometo a que como viejo y querido camarada me acerque un ejemplar autografiado en cuanto tenga oportunidad de estar frente a frente o sea enfrente de mí, pero no en la vereda ídem.

Etiquetas:


Esto no es todo, amigos