Radio Imaginaria #23. Eterno presente
- Buenas noches, Antonio, ¿me sirve un café?
- Qué suerte que se decidió a emitir palabra, Maestro...
- Y si considera que emití siete, a una por día debería sentir que su suerte va a durar toda una semana...
- Eso es imposible. No conozco a nadie que pueda jactarse de tamaña suerte.
- Que no lo conozca no quiere decir que sea imposible, Antonio. ¿O acaso conoce Estambul o Vallenar, por nombrar dos hermosas ciudades de cuya existencia no tengo dudas?
- Las conozco, Maestro. Si no me equivoco, Usted mismo me enseñó los rudimentos del oficio de mensajero.
- No recuerdo muchas cosas, últimamente, pero es una virtud de la madurez, parece. Hasta hace poco pensaba que sólo en la juventud se podía vivir en eterno presente.
- ¿Y qué ventajas tendría ese estado, Maestro?
- Si le soy sincero, no tengo la menor idea. Es un ejercicio al que recién le estoy tomando la mano.
- ¿ Diestra o siniestra?
- ¿La mía?
- La suya.
- Mire qué curioso. Mi mano diestra es la siniestra.
- Claro... y ahora me va a decir que su mano siniestra no es diestra...
- Bien, Antonio!!! ¿cómo lo supo?
- Lo ví firmar la planilla de asistencia.
- Pero eso fue hace tanto... en mi juventud le diría.
- Eterno presente, Maestro. No sé porqué se asombra.
- Qué suerte que se decidió a emitir palabra, Maestro...
- Y si considera que emití siete, a una por día debería sentir que su suerte va a durar toda una semana...
- Eso es imposible. No conozco a nadie que pueda jactarse de tamaña suerte.
- Que no lo conozca no quiere decir que sea imposible, Antonio. ¿O acaso conoce Estambul o Vallenar, por nombrar dos hermosas ciudades de cuya existencia no tengo dudas?
- Las conozco, Maestro. Si no me equivoco, Usted mismo me enseñó los rudimentos del oficio de mensajero.
- No recuerdo muchas cosas, últimamente, pero es una virtud de la madurez, parece. Hasta hace poco pensaba que sólo en la juventud se podía vivir en eterno presente.
- ¿Y qué ventajas tendría ese estado, Maestro?
- Si le soy sincero, no tengo la menor idea. Es un ejercicio al que recién le estoy tomando la mano.
- ¿ Diestra o siniestra?
- ¿La mía?
- La suya.
- Mire qué curioso. Mi mano diestra es la siniestra.
- Claro... y ahora me va a decir que su mano siniestra no es diestra...
- Bien, Antonio!!! ¿cómo lo supo?
- Lo ví firmar la planilla de asistencia.
- Pero eso fue hace tanto... en mi juventud le diría.
- Eterno presente, Maestro. No sé porqué se asombra.
Etiquetas: Radio Imaginaria
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