miércoles, diciembre 14, 2005

Un final para esta historia

- Aquí tiene, Antonio... el papel que buscaba.
- Era hora, Maestro. ¿Tanto tiempo para dar con él?
- En verdad, no. Lo encontré inmediatamente y lo puse en el bolsillo de mi saco.
- ¿Su saco verde?
- Ese.
- ¿Y entonces?
- Lo mandé a la tintorería, con bolsillo incluído.
- Eso suena bastante razonable...
- Quiero decir con el papel dentro del bolsillo del saco.
- Ah...entonces me imagino que habrá conseguido mejorar su prosa sucia y retorcida...
- No sea gracioso, Antonio.
- Disculpe, Maestro. Era una nota de color.
- ¿Una negra?
- ...
- ...
- Mejor me da esa historia para que la Secretaria se la envíe en forma urgente a los oyentes que se han comprometido a continuarla. Creo que deben estar ansiosos por la demora.
- ¿Usted cree que alguien puede aguardar con ansiedad el momento de ponerle el final a una historia que apenas comienza?
- Buena pregunta, Maestro...¿me alcanza ese papel, por favor?
- Claro.
- Gracias.

- Secretaria!
- ¿Me llamaba, Antonio?
- Sí, Señorita. Envíe esto ya mismo al No.1.
- Inmediatamente, Señor.


Sentada en un banco de la Terminal de Omnibus, con el bolso a sus pies y el perfecto perfil de pasajera en tránsito, hubiera pasado inadvertida entre tantos otros de su misma condición, salvo por un detalle, difícil de apreciar a simple vista: aún no había decidido si ir o volver.

-Si te conociera, te regalaría alfajores -pensó, mientras buscaba en el bolso un encendedor.