- Buenas noches, Antonio.
- Buenas noches, Maestro... ¿tiene todo listo?
- Ejem...algunas cosas las tengo listas en este instante, aunque otras, ya sabe, probablemente nunca.
- Entiendo. No se sienta culpable, no es más que un signo de los tiempos.
- ¿De cuáles tiempos?
- De los que vivimos.
- ¿Y Usted cree que todos vivimos el mismo tiempo?
- Por supuesto que no, Maestro. Usted, sin ir más lejos, tiene la suerte de vivir más que otros...
- No me refería a eso, precisamente. ¿Acaso cree que el tiempo es igual para todos?
- Bueno...los días siempre tienen la misma cantidad de horas, las horas la misma cantidad de minutos y los minutos la misma cantidad de segundos en cualquier parte del mundo. Al menos, en cualquier parte donde haya un reloj que ponga en evidencia esa partición convencional del tiempo.
- Eso está claro, es un dato de la realidad.
- ¿Entonces?
- Nada. Que para mí, hoy es martes, día de transmisión.
- Perdóneme, pero en un sentido estricto, hoy es miércoles.
- Claro, en un sentido convencional, estoy de acuerdo que es así.
- Me alegra saberlo, ya me estaba angustiando...
- Pero aquí, por ejemplo, todos los días son martes.
- ¿Eso quiere decir que el tiempo no pasa o que pasa demasiado rápido, de semana en semana?
- Quiere decir que no pasa estrictamente de acuerdo a lo que las agujas del reloj le muestran, ¿me entiende?
- No mucho.
- A ver si lo ayudo...¿Cuando trabajó en esa fábrica de rulemanes, cómo se le hacían las ocho horas de su turno?
- Eternas.
- Bien. ¿Y las dos horas de la Radio?
- Me parecen diez minutos.
- ¿Y cuando sabe que recién dentro de dos días va a ver a su amada?
- Envejezco dos años.
- Supongamos que tiene toda una semana para estar con ella...
- Nunca pasó eso, Maestro. Mire, apenas me encuentro con ella, cierro los ojos y la beso, y cuando los vuelvo a abrir, ya me estoy despidiendo...
- Perfecto, Antonio. Creo que va entendiendo el concepto.
Etiquetas: Radio Imaginaria
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