miércoles, enero 10, 2007

Libretas Norte Pag. 70 Infiernos

Uno

Es preciso decirlo: me consta que ningún infierno calcina.

Tal vez haya unos pocos que sirvan de escarmiento,
y alguno más, del que obviamente quisiera tener noticias,
que signifique un castigo justo para ese otro,
aquel que todos pensamos que lo merece.

Sin embargo, no estamos a salvo.

Dos

Desacreditar esta hipótesis absurda de la existencia de un submundo donde todo es lava ardiente dispuesta para nuestro martirio no es el final sino el principio. De acuerdo a las leyes de la física deberíamos volatilizarnos con el simple contacto con esa masa incandescente, pero niguna bibliografía da cuenta de tal cosa. Tal vez la muerte, vaya paradoja, nos vuelva resistentes a las debilidades que padecimos en vida.

Tres

Queda claro que nada de ese submundo me atemoriza más que este.

Ni el cepo, ni el azufre, ni la amenaza del tridente en las nalgas,
ni siquiera la tan temida ablución en aceite hirviente.

Nada ha conseguido lo que una llamada,
unos ojos perturbadores, una piel singular.

Un hijo de puta en la esquina de tu casa.


Hay demasiados demonios en esta vida con los que convivir para que nos asusten los otros, esa caricatura de carnaval con cuernos rellenos de estopa y cola de flecha.

Imagen: Aubrey Beardsley

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Esto no es todo, amigos

domingo, enero 07, 2007

Membretes

Hoy, domingo,
deponen su ferocidad,
su mando de orejas erguidas,
su arcaica brujería,
y optan por echarse
e inspeccionar nuuestro descanso,
la labor de clasificación,
rotulado, encasillamiento
de nuestras pequeñas construcciones,
y acaso el displicente ronroneo
es un perdón,
un acorde de la música del instinto.

A media tarde dejamos de interesarles,
enmudecen,
y con envidiable solidaridad
corren hacia sus iguales,
la abeja que revolotea en el jardín,
la hoja cayendo en espiral sin sentido aparente:
velos rojizos
y dorados lustres vegetales
cuelgan de las zarpas.

Estirados en el sillón,
mirando esos enigmáticos juegos,
nuestras sensaciones se aclaran,
se hacen más claras
que los dictados del cerebro.
No, no los llamaremos,
la interrupción les disgustaría.

Alberto Girri. Gatos

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Esto no es todo, amigos

sábado, enero 06, 2007

Libretas Norte Pág. 68 Pandora

Te nos fuiste, Pandora, gata bonita, negra y lustrosa.

Orgullosa y distante como el primer día, quedas a merced de la muerte, que de seguro sabrá ponderar mejor tus atributos que esa vecina mal avenida.

Sabíamos que ya era tiempo pero eso queda por cuenta de los agoreros de mal augurio. Nunca es tiempo cuando hay algo aquí que te retiene. (Te aseguro que lo hemos intentado, pero se ve que no resultó...)

Pienso en tu nombre y cómo ignorar que nos dejas en el cofre la esperanza para soportar los males de este mundo que tan bien has soportado. Aunque a evidencia pese, te confieso que no creo que hayas sido vos la que a pura curiosidad liberó esos males.

"Curiosity kill the cat" dice el proverbio, pero en tu caso no fue la curiosidad sino el tiempo, y eso, mal que nos pese, nos mata a todos indefectiblemente, aunque no seamos gatos. Lástima, pero ahora fue tu turno así como en breve lo será para nosotros.

(Tal vez sea como digas y le espera una hermosa muerte allí tendida en la oscuridad del closet entre los sacos de dormir, los ojos cerrados para recordar o para no querer ver más de lo que se ha visto)

La muerte es sólo muerte y de qué vale si es buena o es mala cuando es apenas eso, antesala del polvo.

Chau, pandorita.

Sólo me quedan el recuerdo de tu peso muerto sobre mis pies bajo el plumón en esas noches de frío en que me instalé en tu territorio y tus llantos de celos por ocupar la cama que hasta mi llegada parecía pertenecerte en exclusiva. Atesoro también algún mordiscón de tu parte en mis pies, pero si bien gané esa batalla vos ganaste la guerra y te quedaste con todo... ¿será por eso que te extraño tanto?

Siempre fui un neófito en esto de la felinidad pero de a poco entendí tus viejas mañas de gata o tus mañas de gata vieja como tu pelo negro, coartada perfecta para perderse en la noche sin dejar rastros, o ese maullido insistente para pedir atención o comida en el transcurso de una madrugada.

(Recuérdala con ese amor que se tuvieron durante casi media vida. Con la mirada cómplice que felizmente de ella, no requería explicaciones...No le inventes un paraíso de momias de ratones, como dice Olga Orozco. Ya sabrá ella, con su renovada existencia, procurarse en aquel mundo desconocido la presa que mejor le sienta a su entidad)

Tal vez los gatos, como saberlo, sean los Dioses ante los que habremos de comparecer cuando ya nada más tengamos por hacer en este mundo.

Gracias por hacerte conocer, Pandora.
Gracias por dejarnos la esperanza en el fondo del cofre.

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Esto no es todo, amigos

viernes, enero 05, 2007

Libretas Norte Pág. 67 Música de grillos

1.

Sucede siempre de noche, pero sólo en aquellas donde el calor pesa.

El aire no acude, y si lo hace, es sólo una limosna para los pulmones.

Apenas el narcótico que asordina los pensamientos y entumece la lengua.

Una embriaguez laxa que empuja la voluntad contra la ropa.

2.

Es precisamente en esas noches cuando suena una música de grillos.

Quién quiera oír que oiga, pero ocurre casi como con el silencio:

ahora se lo escucha con alivio, luego será una piedra en tu zapato.

3.

Es posible que el silencio sea una voz que no puede.

O una que no debe.

El silencio, entonces, nunca es una ausencia de voz.

Más bien la evidencia de una que no encuentra cómo.

4.

Estoy convencido de lo siguiente:

a) Ningún silencio perturba.

b) Mis mejores palabras son las que nunca dije.

c) A veces debe haber silencio.


No sé nosotros, pero esos grillos tienen mucho para decir.

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