Libretas Norte Pág. 68 Pandora
Te nos fuiste, Pandora, gata bonita, negra y lustrosa.
Orgullosa y distante como el primer día, quedas a merced de la muerte, que de seguro sabrá ponderar mejor tus atributos que esa vecina mal avenida.
Sabíamos que ya era tiempo pero eso queda por cuenta de los agoreros de mal augurio. Nunca es tiempo cuando hay algo aquí que te retiene. (Te aseguro que lo hemos intentado, pero se ve que no resultó...)
Pienso en tu nombre y cómo ignorar que nos dejas en el cofre la esperanza para soportar los males de este mundo que tan bien has soportado. Aunque a evidencia pese, te confieso que no creo que hayas sido vos la que a pura curiosidad liberó esos males.
"Curiosity kill the cat" dice el proverbio, pero en tu caso no fue la curiosidad sino el tiempo, y eso, mal que nos pese, nos mata a todos indefectiblemente, aunque no seamos gatos. Lástima, pero ahora fue tu turno así como en breve lo será para nosotros.
(Tal vez sea como digas y le espera una hermosa muerte allí tendida en la oscuridad del closet entre los sacos de dormir, los ojos cerrados para recordar o para no querer ver más de lo que se ha visto)
La muerte es sólo muerte y de qué vale si es buena o es mala cuando es apenas eso, antesala del polvo.
Chau, pandorita.
Sólo me quedan el recuerdo de tu peso muerto sobre mis pies bajo el plumón en esas noches de frío en que me instalé en tu territorio y tus llantos de celos por ocupar la cama que hasta mi llegada parecía pertenecerte en exclusiva. Atesoro también algún mordiscón de tu parte en mis pies, pero si bien gané esa batalla vos ganaste la guerra y te quedaste con todo... ¿será por eso que te extraño tanto?
Siempre fui un neófito en esto de la felinidad pero de a poco entendí tus viejas mañas de gata o tus mañas de gata vieja como tu pelo negro, coartada perfecta para perderse en la noche sin dejar rastros, o ese maullido insistente para pedir atención o comida en el transcurso de una madrugada.
(Recuérdala con ese amor que se tuvieron durante casi media vida. Con la mirada cómplice que felizmente de ella, no requería explicaciones...No le inventes un paraíso de momias de ratones, como dice Olga Orozco. Ya sabrá ella, con su renovada existencia, procurarse en aquel mundo desconocido la presa que mejor le sienta a su entidad)
Tal vez los gatos, como saberlo, sean los Dioses ante los que habremos de comparecer cuando ya nada más tengamos por hacer en este mundo.
Gracias por hacerte conocer, Pandora.
Gracias por dejarnos la esperanza en el fondo del cofre.
Orgullosa y distante como el primer día, quedas a merced de la muerte, que de seguro sabrá ponderar mejor tus atributos que esa vecina mal avenida.
Sabíamos que ya era tiempo pero eso queda por cuenta de los agoreros de mal augurio. Nunca es tiempo cuando hay algo aquí que te retiene. (Te aseguro que lo hemos intentado, pero se ve que no resultó...)
Pienso en tu nombre y cómo ignorar que nos dejas en el cofre la esperanza para soportar los males de este mundo que tan bien has soportado. Aunque a evidencia pese, te confieso que no creo que hayas sido vos la que a pura curiosidad liberó esos males.
"Curiosity kill the cat" dice el proverbio, pero en tu caso no fue la curiosidad sino el tiempo, y eso, mal que nos pese, nos mata a todos indefectiblemente, aunque no seamos gatos. Lástima, pero ahora fue tu turno así como en breve lo será para nosotros.
(Tal vez sea como digas y le espera una hermosa muerte allí tendida en la oscuridad del closet entre los sacos de dormir, los ojos cerrados para recordar o para no querer ver más de lo que se ha visto)
La muerte es sólo muerte y de qué vale si es buena o es mala cuando es apenas eso, antesala del polvo.
Chau, pandorita.
Sólo me quedan el recuerdo de tu peso muerto sobre mis pies bajo el plumón en esas noches de frío en que me instalé en tu territorio y tus llantos de celos por ocupar la cama que hasta mi llegada parecía pertenecerte en exclusiva. Atesoro también algún mordiscón de tu parte en mis pies, pero si bien gané esa batalla vos ganaste la guerra y te quedaste con todo... ¿será por eso que te extraño tanto?
Siempre fui un neófito en esto de la felinidad pero de a poco entendí tus viejas mañas de gata o tus mañas de gata vieja como tu pelo negro, coartada perfecta para perderse en la noche sin dejar rastros, o ese maullido insistente para pedir atención o comida en el transcurso de una madrugada.
(Recuérdala con ese amor que se tuvieron durante casi media vida. Con la mirada cómplice que felizmente de ella, no requería explicaciones...No le inventes un paraíso de momias de ratones, como dice Olga Orozco. Ya sabrá ella, con su renovada existencia, procurarse en aquel mundo desconocido la presa que mejor le sienta a su entidad)
Tal vez los gatos, como saberlo, sean los Dioses ante los que habremos de comparecer cuando ya nada más tengamos por hacer en este mundo.
Gracias por hacerte conocer, Pandora.
Gracias por dejarnos la esperanza en el fondo del cofre.
Etiquetas: Libretas Norte
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home