Membretes
A finales del siglo xx fui a Valparaíso para pensar en la pólvora.
No es que fuera precisamente con esa intención al puerto chileno, pero las circunstancias hicieron que el día de fin de año en el Hotel Brighton, viendo los fuegos artificiales que despedían el siglo yo acabara teniendo la sensación de que el destino había programado secretamente que viajara a Valparaíso para pensar en la pólvora.
Viajé a Chile un día antes de que acabara el siglo y fui a ese país sin este diario que se me estaba volviendo novela.
Fui a Chile con la idea de no leer ni escribir nada, tan sólo a ver por primera vez en mi vida el Océano Pacífico, a ver su famoso color azul violento y a pensar en cualquier cosa que no pudiera relacionar con la literatura o con la muerte, que era en lo que más pensaba desde que me esforzaba en no pensar en la literatura.
Antonio Vila-Matas. (frag) de El Mal de Montano (2002).
No es que fuera precisamente con esa intención al puerto chileno, pero las circunstancias hicieron que el día de fin de año en el Hotel Brighton, viendo los fuegos artificiales que despedían el siglo yo acabara teniendo la sensación de que el destino había programado secretamente que viajara a Valparaíso para pensar en la pólvora.
Viajé a Chile un día antes de que acabara el siglo y fui a ese país sin este diario que se me estaba volviendo novela.
Fui a Chile con la idea de no leer ni escribir nada, tan sólo a ver por primera vez en mi vida el Océano Pacífico, a ver su famoso color azul violento y a pensar en cualquier cosa que no pudiera relacionar con la literatura o con la muerte, que era en lo que más pensaba desde que me esforzaba en no pensar en la literatura.
Antonio Vila-Matas. (frag) de El Mal de Montano (2002).
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