Conversaciones con mi Editor. Dieciseis
(la historia sigue luego de varios años. Afortunadamente o por desgracia, para lo que nos ocupa el tiempo parece no haber pasado)
Repasando mentalmente lo escrito, advierto que ayer -involuntariamente o por esos extraños juegos de la mente que se place en esconder o descubrir a voluntad las ideas bajo sus pliegues, omití referirme a lo sucedido entre las 6.45 A.M. y las 6.59 A.M. Sólo mencioné que sonó el teléfono y luego dejé implícita la idea de que era Grimoldi.
Alguien me dijo hace poco que es de mal escritor suponer que los lectores entienden lo que no está escrito. No creo que este gesto me convierta automáticamente en uno bueno, pero al menos espero que se interprete como una reparación de lo omitido.
Buenos días, S...no lo despierto, verdad?/ No, para nada, estaba despierto /Lo llamaba para decirle que pronto se va a publicar su libro/ ¿qué tan pronto, Rimoldi?/ Tan pronto como pueda/ ¿Como pueda quién?/ No sea boludo, S. para seguir un orden lógico, sería importante que, en primer lugar, Usted me lo entregue / Comprendo absolutamente su lógica, Rimoldi, pero no puede ser/ ¿QUE COSA no puede ser?/ Es que no tengo el libro/ ...pe...pero Usted tenía un libro, ¿no es así? y yo tengo TODO, es decir más que todo preparado para su edición / Mire, tenía un libro cuando Usted se resistía a publicarlo ¿y sabe lo que tuve que hacer con los originales de ese libro, Rimoldi? No, por supuesto que no sabe que los usé para encender el fuego del asado...será por las condiciones ambientales o por las "bondades de mi prosa flamígera" (como a Usted le gustaba decir para encandilarme, si mal no recuerdo) que el asado fue un éxito. Por fin un éxito, pensé yo. Y sin Rimoldi. / Pero entienda que yo que Usted que la empresa / No sé si fui claro: hoy, en este instante, no tengo el libro que Usted quisiera publicar, ni siquiera el que yo quisiera que Usted me publique. Es más. Para ser sincero, ni siquiera comencé a escribirlo y no estoy seguro que quiera hacerlo.
Repasando mentalmente lo escrito, advierto que ayer -involuntariamente o por esos extraños juegos de la mente que se place en esconder o descubrir a voluntad las ideas bajo sus pliegues, omití referirme a lo sucedido entre las 6.45 A.M. y las 6.59 A.M. Sólo mencioné que sonó el teléfono y luego dejé implícita la idea de que era Grimoldi.
Alguien me dijo hace poco que es de mal escritor suponer que los lectores entienden lo que no está escrito. No creo que este gesto me convierta automáticamente en uno bueno, pero al menos espero que se interprete como una reparación de lo omitido.
Buenos días, S...no lo despierto, verdad?/ No, para nada, estaba despierto /Lo llamaba para decirle que pronto se va a publicar su libro/ ¿qué tan pronto, Rimoldi?/ Tan pronto como pueda/ ¿Como pueda quién?/ No sea boludo, S. para seguir un orden lógico, sería importante que, en primer lugar, Usted me lo entregue / Comprendo absolutamente su lógica, Rimoldi, pero no puede ser/ ¿QUE COSA no puede ser?/ Es que no tengo el libro/ ...pe...pero Usted tenía un libro, ¿no es así? y yo tengo TODO, es decir más que todo preparado para su edición / Mire, tenía un libro cuando Usted se resistía a publicarlo ¿y sabe lo que tuve que hacer con los originales de ese libro, Rimoldi? No, por supuesto que no sabe que los usé para encender el fuego del asado...será por las condiciones ambientales o por las "bondades de mi prosa flamígera" (como a Usted le gustaba decir para encandilarme, si mal no recuerdo) que el asado fue un éxito. Por fin un éxito, pensé yo. Y sin Rimoldi. / Pero entienda que yo que Usted que la empresa / No sé si fui claro: hoy, en este instante, no tengo el libro que Usted quisiera publicar, ni siquiera el que yo quisiera que Usted me publique. Es más. Para ser sincero, ni siquiera comencé a escribirlo y no estoy seguro que quiera hacerlo.
Etiquetas: Conversaciones con mi Editor
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