Road Movie. Escena Cuatro
Conducía mi auto hacia esa cita en una esquina de Palermo -¿dónde si no...?- pensando que la conocía de toda la vida, aunque sin saber si el rostro que le atribuía era el que llevaría puesto esa noche.
Cuando la ví llegar, casi puntual, comprobé con horror que era mucho más linda de lo que me merecía.
Quizás también sea demasiado frágil para mí -razoné con bastante sensatez algún tiempo después-.
En ese momento, estoy convencido, nadie hubiera advertido que toda la fragilidad era mía y que bastaba una palabra para hacerme estallar en pedazos.
Nadie, claro, a excepción de ella.
Cuando la ví llegar, casi puntual, comprobé con horror que era mucho más linda de lo que me merecía.
Quizás también sea demasiado frágil para mí -razoné con bastante sensatez algún tiempo después-.
En ese momento, estoy convencido, nadie hubiera advertido que toda la fragilidad era mía y que bastaba una palabra para hacerme estallar en pedazos.
Nadie, claro, a excepción de ella.
Etiquetas: Road Movie
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