- Antoniooo, por fin llega!!! ¿qué le pasó? ¿cómo le fue? ¿qué novedades nos trae? ¿cómo anda todo por allá?
- De todo, bien, bastante, mal.
- No le entiendo, ¿es el idioma del Otro País?
- Disculpe, Maestro, estoy tratando de responderle a todas sus preguntas al mismo tiempo.
- Perdón, es que estuve ansioso esperando saber de Usted después de tantos días.
- Me imagino, ¿y cómo se las arregló con el Bar?
- Mejor, ni le cuento...me parece que perdimos unos cuantos clientes, a pesar de mis esfuerzos. Pero, como compensación a tantos sinsabores y amarguras, desde hoy tenemos secretaria.
- ¿Secretaria?
- Me pareció decir eso, salvo error u omisión.
- ¿Y desde cuándo necesitamos una Secretaria en la Radio?
- Antonio, ¿usted no guarda secretos, acaso?
- Ssí, claro. No más que cualquiera, creo.
- Exacto. Todos tenemos secretos, Usted, yo, los radiolectores, los clientes del Bar, hasta la Radio
los tiene. Y para una mejor administración de ellos, nada más apropiado que una Secretaria.
- Es que no me convence la idea de confiarle mis secretos a alguien que no conozco, y menos si es una mujer.
- (Aguarde a ver sus piernas y estoy seguro que le confiará hasta la clave de ingreso a su casilla de mensajes)
- ¿Perdón?
- Decía que no sé cómo estará la situación con las mujeres en el Otro País, pero en Este País el cupo femenino está garantizado por ley en todos los puestos públicos. Y la Radio lo es, creo.
- Bueno, entiendo. No sea cosa que nos acusen de misoginia. Le pregunto por su nombre o si tiene buenas...
- ¡Antoooonio!
- Buenas referencias para el puesto, Maestro. ¿Qué le pasa?
- Todo, Antonio. Pregunte lo que quiera, que es gratis. La búsqueda de respuestas es lo que nos sale caro.
Etiquetas: Radio Imaginaria
Esto no es todo, amigos