martes, febrero 14, 2006

Agua

Cuando ella me dice: "voy a nadar", siento su placer.

Que es otro de aquel al que me tiene acostumbrado, pero me excita de igual manera, y también es mío, aunque tal vez nunca lo sepa.

En ese momento, quisiera ser el agua de ese mar en el que, en un rato apenas, ella se desprende de todo lo que existe en su mundo, para ser sólo la conciencia de su cuerpo.

Quizás sólo yo entienda que en ese momento, ella y el agua son la misma materia. (Por eso mismo pienso que es mi única oportunidad de fundirme con ella)

No estoy seguro, pero casi podría asegurar que es feliz. En ese momento en que ella y el agua, o sea yo, somos uno.

Detesto paparruchadas poéticas del estilo de: El agua te roza. El agua te envuelve. El agua te acaricia.

Cualquiera sabe que el agua, ni más ni menos, te absorbe y pugna, contra tus fuerzas, por llevarte dentro de sí.

Creo que ya lo dije, pero quisiera ser agua.

El agua de ese mar donde ella se dispone a nadar.

Etiquetas: