- Maestro, es necesario que haga algo, ya no sé más que responder ante tantos reclamos...
- Por favor no se alarme, señorita. Debería saber que, en este país, el aumento en la cantidad de reclamos es directamente proporcional al aumento de las posibilidades de éxito. Yo que Usted, en vez de quejarme, comienzo a redactar un borrador con el pedido de subsidio. Y compre papel carbónico, que son dieciocho copias.
- Disculpe, pero me gustaría recordarle que nos ganamos una impresora a chorro de tinta en el último concurso de manchas: "Tú y tu barrio: una epifanía", organizado por la Sociedad de Poetas Altísimos de Villa Ortúzar...
- Altísima Sociedad de Poetas, se llama.
- Como sea, Maestro. Nos ganamos esa impresora, ¿lo recuerda ahora?
- ¡Y cómo olvidarlo! Aunque admito que corrimos con ventaja, creo que fuimos los únicos que entendimos el tema del concurso...
- Exacto, y ante la duda, todos los demás pintaron esas horribles manchas abstractas, que tan mal le cayeron al jurado.
- Como lo dice, Señorita. A ningún altísimo poeta le gusta que cuatro ignotos pelagatos vengan a
cuestionar la estética del barrio con sus pastiches.
- ¿Entonces?
- Que ganamos, por supuesto. ¿No me lo acaba de recordar Usted hace unos minutos, acaso?
- Sí, Maestro. Digo para qué necesitamos el papel carbónico si tenemos computadora y una impresora a chorro de tinta, casi sin uso, sobre el escritorio.
- "El pedido de subsidio deberá ser enviado en dieciocho copias a máquina, Remington o similar, etc, etc..", cláusula 507 de las Bases.
- Entiendo, ¿pero de dónde sacamos la máquina?
- Mmmm...comuníqueme con la Sociedad de los Altísimos, por favor. Se me está ocurriendo un tema para el próximo concurso.
- Como diga, ¿se le ofrece algo más?
- Sí, consígame un ejemplar del Registro de Matriculados en el Colegio de Escribanos.
- Necesita seleccionar un escribano para legalizar las firmas, me imagino.
- Dieciocho. Uno distinto para cada copia...
- ¿Y los reclamos, Maestro? ¿Activo el contestador telefónico?
- No, mejor traiga esas servilletas.
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