Conversaciones con mi Editor. Quince
Me desvelo, como es usual en los últimos días. Enciendo un cigarrillo y pienso, con algo de culpa, en servirme una copa. Aún es de noche- me digo- por lo tanto bien podría ser la última del día.
5.33 A.M.
Buena estrategia. Mi propia retórica me hizo olvidar instantáneamente la culpa.
5.42 A.M.
Mientras bebo, hago un recuento de mis pérdidas.
5.48 A.M.
Ocho kilos en la última semana.
Mi mujer (como cincuenta y algo, si mal no recuerdo) en el último mes.
Mis hijos ( algo así como sesenta) de un tiempo que no recuerdo a esta parte.
Mis amigos, que no son muchos, pero suman casi mil quinientas pérdidas de las que en parte, me hago cargo.
5.54 A.M.
Me detengo a pensar en mi vida. Dudo si pasarla a pérdidas o a ganancias.
6. 08 A.M.
Todavía pienso en ello. Catorce minutos no me bastan.
6.24 A.M.
Todavía sigo con lo mismo. Treinta tampoco parecen ser suficiente.
6.32 A.M.
Abandono el tema que me tuvo en vilo desde las 5.54 A.M. Sin tanta urgencia, quizás pueda evaluar el asunto.
6.34 A.M.
Algo que empecé a pensar a las 5,48 A.M. y que ya daba por concluído vuelve a mi mente. Cada uno de todos ellos debe tener sus motivos, no me cabe duda, aunque no es hora de considerar esos asuntos.
6. 38 A.M.
La tos que me interrumpe en este mismo instante, me recuerda que el tabaco se ha metido en mis pulmones y ha hecho muy buenas migas con ellos. Ni pensar en un desalojo compulsivo.
6.42 A.M.
Esa copa que siempre me fue necesaria para escribir, y a las 5.33 A.M. para despertarme, ahora me es indispensable para despejarme del sueño tempestuoso al que esa misma copa, y otras, me arrojan.
Curiosa paradoja. Ppara escaparme de ese sueño sólo sería necesario otro sueño que no puedo alcanzar ni siquiera con esta segunda copa.
6.45 A.M.
Suena el teléfono.
6.59 A.M.
Quiero participarles la novedad: Rimoldi acaba de confirmarme que pronto saldrá mi libro. Desde el espejo, mi cara me mira feliz.
7.05 A.M.
Sigo despierto.
7.45 A.M.
Me pregunto porqué.
8.06 A.M.
No sé.
9.49 A.M.
Sigo sin saberlo.
11. 48 A.M.
Todavía despierto.
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Esto no es todo, amigos