jueves, junio 29, 2006

Conversaciones con mi Editor. Quince

5.30 A.M.
Me desvelo, como es usual en los últimos días. Enciendo un cigarrillo y pienso, con algo de culpa, en servirme una copa. Aún es de noche- me digo- por lo tanto bien podría ser la última del día.
5.33 A.M.
Buena estrategia. Mi propia retórica me hizo olvidar instantáneamente la culpa.
5.42 A.M.
Mientras bebo, hago un recuento de mis pérdidas.
5.48 A.M.
Ocho kilos en la última semana.
Mi mujer (como cincuenta y algo, si mal no recuerdo) en el último mes.
Mis hijos ( algo así como sesenta) de un tiempo que no recuerdo a esta parte.
Mis amigos, que no son muchos, pero suman casi mil quinientas pérdidas de las que en parte, me hago cargo.
5.54 A.M.
Me detengo a pensar en mi vida. Dudo si pasarla a pérdidas o a ganancias.
6. 08 A.M.
Todavía pienso en ello. Catorce minutos no me bastan.
6.24 A.M.
Todavía sigo con lo mismo. Treinta tampoco parecen ser suficiente.
6.32 A.M.
Abandono el tema que me tuvo en vilo desde las 5.54 A.M. Sin tanta urgencia, quizás pueda evaluar el asunto.
6.34 A.M.
Algo que empecé a pensar a las 5,48 A.M. y que ya daba por concluído vuelve a mi mente. Cada uno de todos ellos debe tener sus motivos, no me cabe duda, aunque no es hora de considerar esos asuntos.
6. 38 A.M.
La tos que me interrumpe en este mismo instante, me recuerda que el tabaco se ha metido en mis pulmones y ha hecho muy buenas migas con ellos. Ni pensar en un desalojo compulsivo.
6.42 A.M.
Esa copa que siempre me fue necesaria para escribir, y a las 5.33 A.M. para despertarme, ahora me es indispensable para despejarme del sueño tempestuoso al que esa misma copa, y otras, me arrojan.
Curiosa paradoja. Ppara escaparme de ese sueño sólo sería necesario otro sueño que no puedo alcanzar ni siquiera con esta segunda copa.
6.45 A.M.
Suena el teléfono.
6.59 A.M.

Quiero participarles la novedad: Rimoldi acaba de confirmarme que pronto saldrá mi libro. Desde el espejo, mi cara me mira feliz.
7.05 A.M.
Sigo despierto.
7.45 A.M.
Me pregunto porqué.
8.06 A.M.
No sé.
9.49 A.M.
Sigo sin saberlo.
11. 48 A.M.
Todavía despierto.

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miércoles, junio 28, 2006

Libretas Norte pág. 14 Autoestima

1.-
Si una ostra te susurra al oído que eres su príncipe, desconfía.
Tu vanidad puede llevarte a pensar que hay perlas donde sólo hay arena.

2.-
Si una princesa te hace echar a patadas de su palacio por viejo, sucio y mal vestido, no desesperes.
Piensa que se ha detenido en tí cuando bien podría ignorarte.

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martes, junio 27, 2006

Membretes

Puedo amar a rubias y a morenas,
a la que finge la abundancia,
y a la que esconde la indigencia,
a la que prefiere la soledad,
a la que cree y a la que duda,
a la que siempre llora con ojos como esponjas,
y a la que es corcho seco y nunca llora.
Puedo amarla a ella, y a ella, y a tí y a tí,
puedo amar a cualquiera que no sea verdadera.

John Donne (1572-1630)

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lunes, junio 26, 2006

Road Movie Escena Cinco

Sin apuro, a pie o en auto, buscamos por horas un sitio que fuera de su agrado.

Con el tiempo, me acostumbré a deambular de esa forma días enteros, en una búsqueda mística y fanática que por lo general nos conducía al punto de partida, sin haber conseguido nada.

No sé qué tanto la perturbaba eso, pero para mí, nada era tener sus piernas al alcance de mi mano.

O sea, casi todo.

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domingo, junio 25, 2006

Radio imaginaria #45.Redención del paraguas

- Caminar de a dos bajo un paraguas requiere un ritmo, Antonio, mucho más si se lo hace con una desconocida.
- No sucede a menudo, Maestro...
- Seguro. Por eso me sorprendió que ella me invitara a entrar en el suyo.
- ¿Lo sorprendió la invitación?
- Más bien me asombró -una vez adentro- encontrarme pensando que allí, bajo el techo presuntamente endeble que me ofrecía, la vida no parecía ser tan difícil después de todo.
- ¿Caminaron?
- Caminamos, claro.
- Bajo el paraguas...
- Bajo la lluvia...¿lo probó alguna vez?
- Sí, claro. La intemperie es cosa de los otros, ¿no?
- Algo así. Creo que fue la primera vez que sentí su piel intentando buscar la mía.
- Disculpe, pero eso es imposible, Maestro.
- Lo admito. No había más que lluvia, suéter y campera entre nosotros, pero aún así podría asegurar que fue en ese trayecto que supe de su piel antes de saberla.
- ¿Qué pasó después?
- Es curioso, pero hay detalles que no puedo recuperar... Sé que pude abrazarla, pero no estoy seguro de haberlo hecho. Mi brazo, en esas circunstancias, suele tener autonomía propia pero ese día creo que dudaba.
- ¿Porqué dudaba?
- Debería preguntarle a mi brazo.
- ¿Le pregunto?
- Dudo que le conteste.
- ¿Entonces?
- ...
- ...
- ...pero su risa, el perfume de su cuello, el pelo que el viento arrojaba contra mi cara...
- ¿Eso sí lo recuerda?
- A cada momento, Antonio.
- ¿Y porqué habría de ser todo tan difícil, si me permite volver a mis dudas ?
- Me llevó algún tiempo entender que uno no puede vivir siempre bajo un paraguas, Antonio.

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sábado, junio 24, 2006

Membretes

Pocos visitantes traspasan esta puerta,
muchos pinos y bambúes crecen frente a los escalones.

El aire de Otoño no entra por la pared del Este,
el viento fresco sopla en el jardín del Oeste.

Tengo un arpa, soy muy perezoso para tocarla,
tengo libros, no tengo tiempo para leer.

Todo el día en esta tierra de una pulgada cuadrada (el corazón),
sólo hay tranquilidad y no hay deseos.

¿Por qué debería hacer más grande esta casa?
No es útil decir mucho.
Una habitación de diez pies cuadrados es bastante para el cuerpo,
un poco de arroz es suficiente para el estómago.

Además, sin capacidad para manejar los negocios,
recibo ociosamente el salario del Emperador.
Ni planto un sólo árbol de morera,
ni cultivo una sóla hilera de arroz.

Sin embargo, me alimento bien todo el día,
y estoy bien vestido todo el año.
Con una conciencia tal, y conociendo mi vergüenza,
¿porqué debería estar descontento?

Po Chu I (772-846) El corazón en otoño.

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viernes, junio 23, 2006

Road Movie. Escena Cuatro

Conducía mi auto hacia esa cita en una esquina de Palermo -¿dónde si no...?- pensando que la conocía de toda la vida, aunque sin saber si el rostro que le atribuía era el que llevaría puesto esa noche.

Cuando la ví llegar, casi puntual, comprobé con horror que era mucho más linda de lo que me merecía.

Quizás también sea demasiado frágil para mí -razoné con bastante sensatez algún tiempo después-.

En ese momento, estoy convencido, nadie hubiera advertido que toda la fragilidad era mía y que bastaba una palabra para hacerme estallar en pedazos.

Nadie, claro, a excepción de ella.

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jueves, junio 22, 2006

Radio Imaginaria #44. ¿Ese era el paraguas?

- Está en lo cierto, Antonio...quería contarle algo acerca de un paraguas.
- Me contó mucho, Maestro, y entiendo que no le caen bien...
- ...
- Maestro...
- ...
- ¿Pasa algo?
- ...
- (Ay, mamita...parece que pasa)
- ...
- Dele, Maestro...
- ...
- No será para tanto...
- ...
- O sí...
- ...
- ...¿es para tanto?

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miércoles, junio 21, 2006

Radio imaginaria #43 Otro paraguas


- Fíjese, además, que si lo sostenemos con mano firme, incomoda. Si lo portamos desaprensivamente, se vuela con la primera ráfaga. Si lo soltamos, posiblemente se extravíe.
- ¿El paraguas?
- ¿De qué le estoy hablando, Antonio?
- De varias cosas al mismo tiempo, creo, y ya estoy confundido.
- ¿Está seguro?
- No.
- Mejor así. ¿Seguimos?
- Claro. Ahora que lo menciona, cada vez que dejo el mío en casa, llueve.
- Me imagino que habla de su paraguas...
- Muy jocoso lo suyo...
- No me conduzca a un terreno que no quiero pisar, Antonio.
- Disculpe, no quería...
- Quiera, Antonio. Siempre que pueda.
- ¿Y si no puedo?
- Nadie puede no querer... pero si es lo que cree que le pasa, pise igual la baldosa o la tierra que está justo debajo de su pie.
- ¿Y si me arrepiento, vuelvo para atrás?
- Vuelva para adelante, Antonio. Atrás no va a encontrar nada.
- Pero yo dejé mucho...
- ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Usted lo ve?
- No, pero en algún lado debe estar.
- ¿Dónde?
- ...
- ...
- ¿Usted piensa que no?
- ...
- ¿Me da un minuto sin preguntarme nada?
- Por supuesto.
- ...
- ...
- Bué, ya.
- ¿Está bien?
- No, pero sigamos, Maestro.
- Decía que estoy seguro que cada vez que lo lleva con Usted, deja de llover, ¿no es así?
- Pues sí, ¿Cómo lo sabe?
- El paraguas, vaya uno a saber por qué oculto designio, potencia nuestras dudas.
- Es verdad. A menudo siento una angustia casi existencial cada vez que desamparado bajo el aguacero, pulso el mecanismo para abrir mi paraguas y me pregunto si esta vez funcionará...
- Lo comprendo, Antonio. Mi angustia, en cambio, se exterioriza en aquellas ocasiones en que, desamparado bajo el aguacero, tengo que subir al colectivo que espera y trato infructuosamente de cerrarlo.
- Totalmente. Y si me permite, creo que también potencia nuestra torpeza...o por lo menos la mía. Más de una vez, en día de tormenta, estuve a punto de hacer una brochette con los ojos de los peatones...
- No habrá sido el primero ni será el último al que le sucede, Antonio.
- No, claro. Pero Usted quería contarme otra cosa...¿no es verdad?
- Quería, pero ya no sé si quiero.
- Quiera, Maestro...mientras se pueda.
- ¿Eso no lo dije yo?
- Qué más da.



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martes, junio 20, 2006

Radio Imaginaria #42. Paraguas

- Buenas noches, Maestro...¿un café?
- Que sean dos, Antonio.
- ¿No prefiere uno doble?
- Preferiría que cada cual beba de su taza.
- ¿Se refiere a mí?
- A quién más podría referirme...
- Bueno, tengo un par de nombres en carpeta y si nos atenemos al orden alfabético creo que no caben dudas que la que está primero es...
- Suficiente, Antonio. Por si no quedó claro, lo repito: me refería a Usted. Traiga dos cafés y siéntese que tengo ganas de contarle algo.
- Me demoro un minuto.
- ...
- Ya. Lo escucho.
- ¿Qué opinión tiene de los paraguas?
- No muy buena. Siempre me molestó esa ambigüedad de no saber si estoy frente a un paraguas o un parasol.
- Es un interesante caso de mimetismo...tengo entendido que muchas especies lo desarrollan ante las condiciones adversas del medio ambiente.
- Si me permite, creo que un paraguas siempre está sometido a condiciones adversas.
- Podría verse así, pero no me refiero sólo al clima.
- ¿Entonces?
- Quiero decir que el paraguas es, objetivamente, un adminículo molesto. Casi como un hijo adolescente.
- Me extraña su comentario. Sinceramente, nunca pensé que Usted pudiera comparar un hijo adolescente con un adminículo molesto.
- Antonio...no me saque de contexto. Es una asociación libre.
- Tá bien. Cuente sobre su asociación, si quiere.
- Quiero. Nos ignora sin un motivo aparente, cuando se lo necesita brilla por su ausencia, cuando no se lo requiere pretende ser el centro del universo, si está simula fastidio, si no está simula más fastidio, y siempre siempre parece no tener lugar en el mundo.
- Y en caso de tenerlo, parece no encontrarlo...¿o me equivoco?
- No se equivoca. Ni en la cartera de la Dama, ni en el bolsillo del Caballero, ni en el baúl del auto, ni en el cajón del placard, ni en el cuartito de las herramientas.
- Es que un adolescente necesita más espacio, Maestro. Nunca podría encontrar su lugar en esos sitios.
- Me refiero al paraguas, Antonio.
- Ahhhh...ya me parecía.

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sábado, junio 17, 2006

Correspondencia privada. Fe de erratas.

Donde dice "", debería leerse "no".
Donde dice "no", debería leerse "".
Donde dice "no sé", debería leerse "por supuesto".
Donde dice "puede ser", debería leerse "es".
Donde dice "nunca", debería leerse "siempre".
Donde dice "fue", debería leerse "¿será?"
Donde dice "espero", debería leerse "des-espero".
Donde dice "imposible", debería leerse "¿porqué no?"
Donde dice "idiota", debería leerse "imbécil".
Donde debería leerse "lo siento", hay páginas y páginas repletas de tonterías.

Donde dice "te amo", debería sentirse exactamente eso.

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viernes, junio 16, 2006

Exorcismos en un Bar. Advertencia.

En caso de que algún rastro de perfume, piel o palabra no fuera desplazado totalmente luego de seguir los pasos descriptos, se advierte lo infructuoso de repetir el procedimiento.

Al día de hoy, no se cuenta con la suficiente información para elaborar tendencias, pero la mayoría de los que han pasado por la experiencia, a pesar de lo insostenible que parece en primera instancia, ha considerado preferible entregarse al tormento de una pasión que no consigue ser erradicada definitivamente antes que sobreponerse a la angustia de un vacío infinito sin señas ni referencias de lo que fue.

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jueves, junio 15, 2006

Loop # 13

- ¿Amor?
- Qué.
- ¿Te pasa algo?
- No.
- ¿En serio?
- Nada.
- Dale, contame...
- Estoy triste.
- ¿Triste?... Si te sirve, podemos hablar...
- (grita) ¡Dije que estoy triste, no con ánimo de escuchar pelotudeces!...¡¿Me entendés?!
- (calla, suspira) No...más que triste parecés un energúmeno irascible y desconsiderado.
- Bueno, sí, ya me conocés...cuando estoy triste digo boludeces al por mayor...¿algún problema?
- (piensa) Nnoo...en realidad sí.
- ¿Y ahora qué?
- Digo...¿eso te alivia?
- (piensa) ¿Eso?
- Sí, eso.
- Ehh...no...la verdad es que...
- ¿Qué?
- Me pone más triste.

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miércoles, junio 14, 2006

Exorcismos en un Bar. Manual de Instrucciones

Sentarse en una mesa de un Bar cualquiera, no importa la calle, el día, la hora. Evitar el bullicio, preferir la penumbra. Esperar el café sin impaciencia, sin distracciones. Simular cordialidad, distensión, nunca dejar cabos sueltos. Fijar la vista por unos minutos en el centro de la taza, más exactamente, hasta poder significar lo oscuro implícito en la densitud de ese espejo sin brillo.
Recién entonces, retener la respiración, sumergir la cucharita, revolver.

A los efectos de lo que nos ocupa es irrelevante la adición o no de terrones de azúcar u otras sustancias edulcorantes. Advertir a este respecto, que, contra toda lógica, lo que es revuelto es el líquido en sí. Y muy a menudo, como se verá, ni siquiera eso.

Sistematizar este movimiento de forma tal que se vuelva mecánico, automático, anárquico respecto del impulso que le dio origen. Lo usual para esta operación es proceder en sentido horario si se lo hace con la mano izquierda, antihorario si la mano que sostiene la cuchara es la diestra, procurando hacer foco en el ojo profundo que la operación anterior genera sobre la superficie humeante del café. Ser fuerte, insensible, imparcial, sostener esa mirada, adivinar el fondo donde comienza a agitarse un sedimento de recuerdos, pasado, demonios, cajones, basura. Todo vale a tal efecto.

Lentamente, dejarse llevar por esa cuchara que gira. Abandonarse al sentido horario o antihorario que -según el caso- adopta la mano, el brazo, el torso, luego de un lapso que se estima debería ser breve pero que depende de las circunstancias.

Percibir de a poco que la cuchara está inmóvil y el que ahora gira descontroladamente es el cuerpo en su conjunto, describiendo círculos espasmódicos sobre la taza que se vuelven más prolijos conforme aumenta la velocidad. Abandonarse lánguidamente a pesar de la náusea, el vértigo, el dolor de los primeros momentos. Por ningún motivo, esto es importante, dejar de sostener firmemente la cuchara.

Conceder a la fuerza centrífuga la propiedad de conducir el sedimento de recuerdos, pasado, demonios, cajones, basura desde ese fondo donde se agitaba antes hasta la periferia de poros que aguardan como perros con sus fauces abiertas.
Tanspirar, llorar, escupir, vomitar, abrir caminos, hacerse a un lado para que lo que busca salir, salga.

Vuelta la calma, beber el café, retocar el maquillaje, acomodar la solapa del saco, sonreír al mozo, pagar la cuenta, dejar propina.

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martes, junio 13, 2006

Radio Imaginaria #41. ¿Qué le pasa?

- Buenas noches, Maestro...¿está bien?
- Sí, Antonio, ¿porqué lo pregunta?
- Sus ojos verdes me miran pero parecen querer ver más allá.
- ¿Más allá de sus ojos color miel?
- Digamos "más allá", a secas.
- ¿Y qué podría encontrar más allá de sus ojos, aparte de una masa informe de circunvoluciones cerebrales, si es que tengo la dicha de apuntar correctamente mi vista?
- ...
- ¿Qué le pasa?
- Nada.
- ¿Seguro?
- Sí.
- No querrá iniciar otro loop.
- Noooo, ya tenemos demasiados...
- ¿Entonces?
- No sé.
- ¿Lo abruma mi verborragia?
- Tal vez...
- En tal caso, creo que no es el único abrumado...¿otra cosa?
- Le recuerdo que mal de muchos no es consuelo de tontos.
- No se moleste en recordarlo, Antonio, no me llevo bien con los muchos, ni con los tontos. Ni qué decir si los muchos son tontos... y, para ser sincero, tampoco con los consuelos. ¿Algo más?
- Es que de un tiempo a esta parte lo noto raro.
- ¿Raro? Bueno , sí, no le extrañe, ya sabe que soy un bicho raro.
- Siempre lo supe, Maestro. No sé si alguna vez se lo dije pero justamente es lo que me gusta de Usted.
- Gracias, Antonio, no hace falta que lo mencione. Basta saberlo.
- ...
- ...
- ...
- ¿Sí?
- ¿Qué le pasa, Maestro?

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lunes, junio 12, 2006

Radio Word Remix

Cuando estuviste aquí antes,
no supe ver lo que me decían tus ojos.
Sos un ángel.
Tu piel me vuelve loco,
sos como una pluma que flota
sobre un mundo hermoso.
Ojalá yo fuera especial...
Vos son tan terriblemente especial.

Pero yo soy un desgraciado,
no más que un bicho raro.
¿Qué demonios hago acá?
No soy de acá.

No me importa cuanto duele.
Quiero tener control.
Un cuerpo perfecto y un alma perfecta.
Quisiera que te des cuenta
cuando no estoy alrededor tuyo.
Sos tan malditamente especial.
Ojalá yo fuera tan especial.

Pero soy un desgraciado,apenas un bicho raro.
¿Qué demonios hago acá?
No soy de acá.

(Ella se va, huye, está huyendo nuevamente)

Lo que sea que te haga feliz,
lo que sea que quieras.
Sos tan maravillosamente especial.
Ojalá pudiera ser tan especial.

Pero ya sabés,
soy apenas un desgraciado, un bicho raro.
¿Qué demonios hago acá?


Creep (versión). Radiohead (Pablo Honey. 1993)

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sábado, junio 10, 2006

Conversaciones con mi Editor. Catorce

Otro mes se iba y todavía seguía sentado allí, en la mesa del fondo, bebiendo noche tras noche -ya no sé qué aunque no puedo olvidar porqué-, con la mirada perdida en la pared vacía de las referencias indispensables para recomponer el itinerario de los recuerdos que me esforzaba por retener a mi lado.

No crean que me engaño, siempre supe que mi tarea era infructuosa. Cualquiera puede darse cuenta que los recuerdos no son mariposas y que se disipan rápidamente por más que uno intente clavarlos con alfileres frente a sus narices.

A pesar de ello y contra toda lógica, confiaba en algo. Vaya uno a saber porqué maldito designio ese algo no terminaba de hacerse palabras.

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viernes, junio 09, 2006

Membretes


Alejandro Gándara
: ¿Es la literatura una fuente de inspiración?
Enrique Vila-Matas: Para mí, sí. Yo en la lectura lo encuentro todo, hasta ideas para escribir, hasta citas literarias que transformo en otras citas y de las que arrancan textos míos. A veces me divierte citar una frase y un autor. Pero transformándola a mi manera, convirtiéndola en mía, aunque siga haciéndola pasar por la frase de otro. Sí, la lectura es una fuente de inspiración, al menos para mí. Contestaba el otro día Fernando Savater a la pregunta de cómo se imaginaba a alguien que no lee: "Su cabeza debe ser como un desván vacío". No hallo mejor manera de describir a los que se jactan de no leer o a los que simplemente no leen y se preguntan qué tiene de interesante la lectura, la literatura.

En realidad, lo más interesante para mí de esa fuente de inspiración que es la lectura se encuentra en el hecho de que la literatura es una forma muy interesante de la utopía porque es la elaboración de un mundo posible que, además, nos avisa de que la manera en la que existe ahora la realidad no tiene porqué ser la única posible. La literatura habla muchas veces en condicional. Habla no sólo de lo que puede ser sino de lo que pudo haber sido, de los momentos en que pudimos cambiar el curso de nuestra vida.

Entevista de A. Gándara a E. Vila-Matas

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martes, junio 06, 2006

Loop # 12

- ¿Qué te pasa?
- Nada.
- No te creo.
- ¿Porqué?
- Porque que no es posible.
- ¿Qué?
- Que no te pase nada.
- Es verdad. Me pasa, pero no quiero que me pase, ¿lo entendés ahora?
- Sinceramente...sí, pero...
- Qué...
- ¿Será posible?

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lunes, junio 05, 2006

Road Movie. Escena Tres

Lo que quería decir es que te ví.

Cuando iba a buscarte, tal como dije -la música a full, la vista en un punto lejano de la autopista-, se me ocurrió mirar a la izquierda. El vidrio de la ventanilla estaba sucio pero no tanto como para no reconocerte.

Ibas en ese auto, en dirección contraria, casi a la misma velocidad que yo.
Tal vez escuchando la misma música. Tal vez otra, pero al mismo volumen.

De nada hubiese servido frenar. Seguí por la autopista varias horas hasta que se me agotó el combustible.

Sólo recuerdo tu mirada triste y el alivio de tus dedos diciendo adiós.

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domingo, junio 04, 2006

Road Movie. Escena Dos

No te avisé, pero estoy en camino. Te quiero ver y algo indefinido me advierte que podría no encontrarte. Si la hora es la prevista y el lugar el convenido, ¿qué me hace dudar?

Siempre que conduzco a 140 km por hora pienso que todo puede fallar en un par de segundos.

Por ejemplo: un idiota conduce delante de mí (en ese momento apenas veía su nuca pero sólo ahora puedo jurar que era un idiota) decide de repente acariciar a la mina que lo acompaña. Se distrae lo necesario como para no ver que delante de él hay un camión. Cuando deja de acariciar a la mina, levanta la vista y lo ve, demasiado cerca ya. Manotea el volante y su vehículo se descontrola, golpeando a los desprevenidos o mal avenidos que están a sus lados. Termina a un lado de la autopista, luego de dar dos o tres vueltas sobre el pavimento.

Felizmente, puedo escribir esto, por lo cual concluyo que ver la nuca del que conduce adelante no siempre es una pérdida de tiempo.

Igualmente, no es lo que quería decir.

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viernes, junio 02, 2006

Road Movie . Escena Uno

Me gusta la velocidad, sobre todo cuando voy a buscarte.

Ni bien ingreso a la autopista, piso el acelerador a fondo, bajo la ventanilla para sentir el frío de junio en la cara y subo el volumen del estéreo. (Los doors al mango me hacen dudar de volver)

Esos cinco minutos que transcurren hasta llegar al peaje no pienso en nada.



(No te enojes, amor, digo "nada" pero ya sabés que "nada" es lo otro, todo aquello que no sos vos)

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